Ningún jardín es igual a otro, ¡ni siquiera su suelo! Efectivamente existen diferentes tipos de suelo y cada uno de ellos con unas propiedades y necesidades distintas. Los compuestos de arcilla se deben reparar y enriquecer durante todo el año con compost para devolverle los nutrientes perdidos, ya que los pierden con facilidad. Mientras que los suelos de marga, al tener un buen contenido en agua y microorganismos, solo requieren de un enriquecimiento anual al finalizar el invierno. Si nuestro terreno tiene poca acidez se puede emplear turba para incrementarla.
Los terrenos calizos, sin embargo, son los más complicados por la rápida descomposición de la materia orgánica, la cual también hay que añadir de forma constante durante todo el año. Por último, los suelos de arena son terrenos que se deben enriquecer porque su pH suele ser ácido a causa de la pérdida de calcio, se recomienda hacerlo sobre el mes de marzo. Para realizar estas labores debemos controlar además la acidez y la alcalinidad del suelo. Asimismo, se debe practicar el aireado y el escarificado de la tierra para que respire, así como utilizar arena en los jardines para ayudar a drenar el suelo.
¿Cómo se realiza la tarea de reparación y enriquecimiento de suelos?
Primeramente, antes de proceder a la reparación o al enriquecimiento, debemos evaluar el estado del terreno y ver lo que realmente necesita. Un pequeño truco es coger un tarro de vidrio y llenarlo de agua hasta la mitad. Los materiales orgánicos flotarán y a partir de ellos podremos evaluar la proporción que tiene nuestro jardín. En el caso de que escasee se le añadirá compost. Además, es importante y recomendable echar nutrientes como el humus de lombriz a la tierra, siempre valorando la cantidad de materiales orgánicos presentes, teniendo cuidado con el suelo de marga por contener generalmente nutrientes suficientes. El mantillo es otra solución para dotar al jardín de microorganismos. La mejor época para aplicarlo es al finalizar el invierno y para ello es aconsejable que la tierra esté húmeda.
Para medir el pH del suelo y ver su alcalinidad podemos valernos de unas tiras medidoras de pH y agua destilada. Después solo tenemos que recoger unas muestras de la tierra de nuestro jardín y proceder a su evaluación. Otro punto fundamental para reparar el terreno es oxigenarlo, simplemente moviendo el suelo, pero debe estar hidratado, es decir, húmedo. Y se retiran unos 20 cm de tierra, al mismo tiempo que se va mezclando con el compost. En el caso de los suelos de arcilla se recomienda añadir arena o arenisca para obtener mejores resultados en nuestro jardín. Por supuesto, no debemos olvidarnos del uso de fertilizantes, ¡esenciales para que nuestras plantas crezcan fuertes!

Beneficios de reparar y enriquecer los suelos
Los beneficios de trabajar la tierra para su reparación y enriquecimiento son múltiples. Ante todo, tus plantas te lo agradecerán porque estarán más saludables, serán más vistosas y se desarrollarán más rápida y fácilmente. Así, es fundamental escoger los fertilizantes adecuado al tipo de suelo y de plantas. Por otro lado, si la tierra está bien nutrida las plantas no necesitarán aportes extras porque ya los tendrán en el propio terreno.
Con el uso de la turba conseguirás porosidad en el terreno, además de mayor número de materia orgánica y una mayor retención de agua. Aunque es importante que el terreno esté bien aireado para evitar procesos anaeróbicos. Por otra parte, el uso de arena y el escarificado ayudarán a la respiración de la tierra y de los microorganismos que viven bajo ella. Por la contra, el mantillo te ayudará a todos los tipos de suelo a mantener la riqueza en materiales orgánicos.
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